Tal vez debería comenzar desde cero otra vez; volver a hablar de la paciencia, de la mirada; de por qué Borges, Reyes, Cortázar; de cómo el Aleph, ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo, puede significar tantas cosas para mí, y la más importante de todas.
Hablemos ahora de inmortalidad, me digo, pero vuelvo luego a lo mismo y solamente la contemplo, como en el cangrejo, o el sueño que tengo.
En pocos días San José, Chalchihuecan, Veracruz, Villahermosa; el trabajo, igual de pesado, pero me ha dado tiempo de tantas cosas...
Ayer comí arrachera.
Espero todo se resuelva favorablemente. Qué luna, ¿eh? Qué cosas.
Gracias por todo.
(Bai con su basura quemada)
jueves, 15 de marzo de 2007
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