La peli me encantó. Es muy buena. Dos excelentes actores que -si mal no recuerdo- nunca habían trabajado juntos; buena química, buena dinámica.
Cuando terminó, me di cuenta de algo que no deja de tener rasgos de terrible: Si no sucede algo raro -quiero decir, si no se topa en mi camino un autobús o un cáncer, o no me tiran un piano en la cabeza-, Jack Nicholson y Morgan Freeman -y, bueno, muchos, muchos más (terrible el caso del bueno de Heath Ledger)- morirán en mi lifetime. Raro, ¿no?: uno se acostumbra a ciertas cosas. No había considerado la posibilidad de que, simplemente, uno de estos años, el Nicholson y el Freeman dejarían de aparecer en los pósters del cine. [Distinto es el caso de otros, como Marlon Brando, Richard Harris o, para el caso, Ian McKellen, a quienes conocí viejos].
flickr: wbmoviesgirl
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