martes, 4 de septiembre de 2012

Requiescat In Pace, Michael Clarke Duncan

Cuando apareció Armaggedon en 1998, esa película pésima (y encantadoramente palomera) uno de los temas habituales entre quienes recién ingresábamos a la escuela preparatoria no era tanto el heroísmo de un grupo de seres humanos comunes y corrientes para defender al planeta, ni el sacrificio de Bruce Willis o la consecuente pérdida del padre para Liv Tyler; ni siquiera, vamos, sus sorprendentes curvas o la insistencia en que ella era "la chava que salía en los videos de Aerosmith", sino el tamaño del tipo, hasta entonces desconocido (aunque ya llevaba algunos años en el medio, haciendo papeles menores), que había hecho el papel de Bear. Todos estábamos seguros de que lo veríamos de nuevo. No sabíamos, eso sí, con qué tanta frecuencia.

Al año siguiente, sorprendió a todos con su actuación en The Green Mile, papel con el que fue nominado al Oscar y al Globo de Oro, y ganó un premio Saturn. Desde entonces trabajó incansablemente en un gran número de proyectos --casi 80--, entre videos musicales; videojuegos; series, films y animaciones para TV y, por supuesto, películas de cine, en varios géneros.

Imposible resulta saber si ese ajetreado ritmo de trabajo influyó de alguna manera en el problema cardíaco que demostró sus síntomas de manera intensa a partir de mediados de julio de este año. Al menos en apariencia, era un tipo tranquilo y relajado, con una sonrisa fácil y gran amabilidad, a pesar de su gran carga de trabajo y de ese enorme corpachón que tenía, por lo que no era difícil identificarlo con la figura de gigante bondadoso.

Aquí, una de mis escenas favoritas entre las muchísimas en las que apareció durante su larga y fructífera carrera, y que justamente platicaba entre risas con mi hermano Rodrigo la noche del 2 de septiembre, unas horas antes de su muerte.



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