Cosa rara. Ayer mi padre y llo yegamos de la oficina tarde, en la noche. Su esposa veía el noticiario de Televisa Deportes, lo que no dejó de extrañarme. Hice sándwiches (tal vez el lector los conozca por el nombre de zángüiches, o emparedados -un club sandwich servido con brocheta recibiría tal vez, entonces, el nada envidiable título de "empalado"-) para todos y me dispuse a sentarme a la mesa.
Hum... tal vez deba explicar un poco más: en casa de mi papá se acostumbra tomar la cena con la televisión prendida, normalmente con la voz de López Dóriga, como fondo. Desayunan y comen normalmente, pero cenan con TV, según para enterarse de lo que acontece durante el día. So...
Pues nada; termino de preparar la cena, agrego a cada plato algunas aceitunas, me siento a la mesa, termina el noticiario y ¡sopas! [Transmitiendo desde el la Basílica de Guadalupe y para todo el mundo: ¡¡¡Las mañanitas a la Virgen!!!, con la presencia de invitados especiales, como: ¡Lucerito!, ¡María Victoria! -que cuando la vio mi papá, dijo, con temblorosa y quebradiza voz: "I see dead people"-, ¡Queta Jiménez!, ¡El Buki!... y demás linduras], comprendí que eso era lo que estaba esperando.
Le pregunté entonces a Ángeles si era Guadalupana; me dijo que de niña se iba con su familia a la peregrinación en un cerro en Torreón. Esto se me ha hecho curioso especialmente porque la familia de parte de mi mamá, aun con toda su avidez religiosa -mi ma clama haber ido a misa todos los días por muchos años mientras vivía en Atasta, mi abuela aún va a diario por las mañanas y fue catequista durante ¿qué será? ¿un par de décadas?-, la virgen de Guadalupe nunca fue muy importante en nuestra (mía y de mis hermanos) formación religiosa -eso sí, veíamos la caricatura de Juan Diego, que por cierto estaba de huevísima, cada año, por estas fechas-.
(Continuará...)
Y ahora -como diría Vi-, un chiste:
martes, 12 de diciembre de 2006
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