lunes, 11 de diciembre de 2006

Peregrinación

Aún falta enviar un texto por correo-e, pero el sueño es ya demasiado, y no puedo dejar de postear en mi pobre, olvidado blog. Además, la gente ha comenzado a quemar cohetes tronadores, y los pedros larran con toda la potencia que soportan sus pulmones. Caninos; todos los conocemos, no conocemos a todos, queremos a algunos. Algunos; otros prefieren los gatos, que me han dejado de molestar y hasta se me antojan como mascotas. Pero otro día, otro día; hoy no. No estaría dispuesto a ver su cara de terror ante la ridiculez de la tradición de los cohetes; ante el sonido de todos esos pedros -todos los de la ciudad, tal vez- larrando juntos, en una especie de ópera siniestra para mininos con alto temple y sin emascular.

Veracruz; noche larga, platicando con Rodrigo, otro lobo que camina por el mundo. Hoy vi una procesión. Me dio como huevita. Nótese que la imagen de las manos y el anexo rosario son idénticos a los tatuados en el omóplato derecho del buen compa Eladio.

No hay comentarios: