jueves, 17 de abril de 2008

Originalmente esto era un comment

Nadia: No sé, querida. Es distinto. Me ha tocado ver lo mismo. Es también algo para contar, ¿no? ¿No me tocó ver alguna vez eso mismo junto contigo? Según yo, sí; buen día ese, sin duda. Según yo, en el camino largo que tomábamos de tu depa a la escuela... =P
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Ro: ¿patos madreándose? Eso debe ser simpático. Las mariposas negras de hecho no lo son, y tampoco son nada feas si las miras con atención; tienen distintas tonalidades de café y también se hacen figuras del tipo de las otras, de las de colores vivos. Como Tyrita, también la Tribilina lo hacía, no sé si recuerdes.
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Armandís: ¿en serio? ≈ no mames. Ja. Nunca he viajado en helicóptero.
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Vi querida: Claro que me acuerdo de Karina y Osiris, aunque -y esto es raro- NUNCA platiqué con ellas. Neto, Jonathan, Ro y yo atrapábamos mariquitas (insectos coloridos que parecen mariposas pequeñas) y las vendíamos en la escuela =P. ¿Tienes idea de lo que pasó con su colección de mariposas?
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Coshotito: Conozco, me parece, a varias de esas mariposas. Son lindas, algunas de colores brillantes; algunas de oscuridad insondable; otras transparentes, en peligro de extinción. Todas vuelan al mismo tiempo -que es una delicia- ignorantes de lo que eso provoca en vuestra deslumbrante coyotidad. ¿Será que algún día una de ellas finalmente establezca su -¡dgiuuuuuuuu!- sedoso nido? Mejor no saber.
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Homónimo de su homónimo: Sos un salvaje, che... pero, ¿qué hacerle? En alguna ocasión, estoy seguro, también me he visto obligado al brutal asesinato.
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El Mismisísimo: Para empezar, monsieur, qué gusto tenerlo por acá. Pos ya quedamos, compañero, pertrechos en preparación, me burlaré de sus excesos, todo eso. Me atraviesa ahora una gripe; esperemos que se pase pronto, pos la idea, asegún mademoiselle cogiot pasaría hasta por cantar, ja. Ya se verá. Por lo pronto, va un abrazo. Ah, qué con estas casualidades, ¿no?
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Anónimo: Ya sabes; cuando quieras.
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Edith: Entiendo, entiendo. Aquí el asunto es que yo no atrapé a la mariposa. La mariposa fue solita a posarse (¿cómo más se puede decir? ¿pararse?) en mi dedo. Un gusto, también, que se dé sus vueltitas.
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Y, bueno;

abrazos sinceros a todos.

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