lunes, 24 de julio de 2006

Conjuntivitis mañanera

Despertar con los ojos rojos, hinchados, como después de una semana de juerga. Decides, por esa manía tuya que te obliga a tener certezas, que la infección está en la funda de la almohada, en las sábanas, que hace un par de meses que no cambias. Siempre has sido susceptible al mal del ojo rojo, y lamentas haber perdido -como lo pierdes todo- los Ray-Ban que te regaló tu tío. Insistes en que te fueron robados y tal vez sea así, pero eso ya no importa.
Y es que es justamente hoy que, como pocos días, debes salir al mundo. Escucharás, sin duda, las preguntas de siempre ("¿Estás bien?" "¿Qué te pasó en los ojos?" "¿Tienes conjuntivitis"... No, tarado, es una mutación de mi familia...) y los simpáticos chistecitos del tipo "ya no llores tanto", etcétera, y a todo tendrás que sonreir, porque has perdido las ganas de entrar en pláticas pendejas.

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