jueves, 3 de agosto de 2006

Principio de Pato

Sosa Payno, Patricia Valentina. Sólo llora cuando está despierta o el auto se detiene. Padres amorosos. Casa ya sin gato. Dos tíos un poco loquitos. 50 cm de altura, 4 kg de peso (or so). Chistosa, chistosa. Un poco latosilla (algo tenía que sacar a sus papás). Debido a la burocracia, aún no registrada. El proceso será retomado en Córdoba, Veracruz. Cara de bebé (pestañas gigantes, desdentada).
Es raro cómo el ver a un bebé puede provocar en alguien como yo un extraño sentimiento de... ¿tranquilidad? ¿paz? ¿alegría? (¡ay mojo Jesucristo!, diría alguien en mi rancho). Va mucho más allá de mi comprensión, de mi inteligencia (muchísimo, pues corta es ésta) el cómo debe sentirse un padre al ver a su pequeñ@. La Patito es, desde luego, la máxima adoración de Jessy y Raúl, mis queridos amigos, que de un tiempo hacia acá han hecho todo lo que está en sus manos por ella.
He visto, sin embargo a padres... ¿cómo llamarlos? Creo que la palabra es culeros o desnaturalizados. Ni responsabilidad ni madurez llegan con los hijos ¿Seré capaz algún día de tener uno por mi cuenta? Sé que quiero. Pero no lo haré, sin duda, antes de llenar los requisitos. Ah... y la paciencia... Esa bendita paciencia, que no llega, que no llega...

(pronto habrá foto)

miércoles, 2 de agosto de 2006

Excusa

Llevo escritos dos largos borradores que quizá nunca vean la luz. El primero, titulado "Etapa buki y sueño extraño" contaba ciertas estupideces sobre el estado actual de mi cabello y otras tantas sobre un pequeño y simpático sueño en que aparecía una buena parte de mi familia de Veracruz. El segundo, "La hoguera", trataba sobre... bueno, una hoguera en la sala de mi depa alrededor de la cual bailaban, alternativamente, una atigua tribu africana, un montón de gente diminuta (como de la altura de tu meñique) y una colonia de hormigas.
Ninguna de las historias vale realmente la pena. Supongo que a veces se viene el bloqueo mental y uno simplemente no encuentra la manera de contar las cosas. Esto viene, con seguridad, de una buena/mala noticia que me impedirá viajar, como tenía contemplado, en los próximos días a Villahermosa. Ni modo. Me es realmente imposible postear hoy. Y basta.

Anfiteatro reloaded

Qué chafo, dirá usted, querido lecter (véase la explicación que nos ofrece la famosa Jennívora), y tal vez tenga toda la razón, pero francamente ha dejado de importarme. Explico: Debido a mis múltiples ocupaciones, he decidido repostear (y no hablo ahora de pasteles) algunos textos que creo -presuntuosa y pedantemente, si así lo quiere ver- debe usted leer o releer, en caso de que ya lo haya leído antes.

Varias razones me han impulsado a ello; entre las que viene ahora a mi mente el post que habla sobre los secretos que el buen Matt tuvo a bien postear, y mañana mismo sabrá usted por qué, pero ahora mismo, comenzaré con un texto que tenía como borrador en mi bandeja, que posteo por primera vez, a petición expresa de Hugo Lara.

Venga, pues, la crapulencia:

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Etapa Buki y sueño extraño

Mi pobre cabellera se encuentra actualmente en el peor de sus estados. Ni corta, ni larga: no se deja amarrar (sale una coleta realmente ridícula cuando lo intento), y se ve terrible cuando está suelta; se viene a mis ojos cuando trabajo, o intento hacer cualquier deporte o ejercicio.
Tendré que cortarlo si no se ve bien para cuando sea la entrega de papeles, el 8 de septiembre. Ni hablar.

Sueño extraño

Mi pa y yo estábamos en un restaurante-cafetería tipo Sanborn's... o Vips. Sí, más bien como Vips. Él se paraba al baño tras quejarse por veinte minutos -en tiempo de sueño, no sé cuánto sería en realidad- del calor que hacía en nuestra mesa. Pensé entonces en ir a otra, que estaba dos escalones arriba, en donde el aire acondicionado se concentraba más, o el aparato estaba más cerca o algo así (esta segunda explicación la interpreto ahora; en el sueño simplemente estaba más fresco en la otra mesa).

Desde esta otra mesa, se veía todo verde.

No sé si mi papá regresaba.

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domingo, 30 de julio de 2006

Sabadaba

(Un pequeño resumen del día en sustitución del post de ayer)

Fácil. Levantarse y seguir leyendo Rayuela que habías abandonado hace tres meses. Repetirse por quinceava vez en la semana que necesitas barrer y trapear el depa para cuando Oscar vaya a verlo. Seguir leyendo, leyendo. Al fin pareces decidido y dejas de confundir a Ossip, Ronald y Etienne. Rocamadour es el hijo, ¡el hijo!, aunque se llama Carlos Francisco, casi como tú (que no te llamas Carlos). Gracias a los artículos de La Mosca, logras reconocer a la mayoría de los músicos de jazz que aparecen a montones. Tu carrera también ayuda para los nombres de escritores y pintores y para la interpretación del texto en glíglico. Por fin hempiezas a hentender (heste Paco siempre con sus hejemplos).

Te notas demasiado parecido a todos los Julios que pueblan la novela. París está lleno de Cortázar y todos son Cortázar en París, aunque las mujeres no tienen barba (sí; estás seguro de haber visto fotos del argentino bien rasuradito ).

Pechuga de pollo al cilantro. Spaghetti Spaggetti Espagueti Schiutto al óleo y verduras al vapour. Paradójicamente Klee es mucho más modesto porque exige la múltiple complicidad del espectador, no se basta a sí mismo. Farewell, black pen, etcétera.

(Releyendo hasta donde había llegado, me encuentro con un boleto de Adeó Xalapa-Villahermosa 19/05/06 22:00 haciendo las veces de separador. Con razón. Estuve demasiado borracho todo ese tiempo. Me debí haber quedado a la semana de homenaje a José Carlos Becerra. Y ni siquiera estuve en el funeral.

Desde luego, todavía tengo que barrer y trapear el depa).

martes, 25 de julio de 2006

De los payasos en el transporte urbano

¡Buenos días, tardes, noches, señoras y señores, niños y niñas, pasajeros y pasajeras, gentes y gentas!... (Es usted un pendejo, señor payaso. Por suerte hoy no vino su compañera). Estoy aquí para proporcionarles un rato de alegría, de sana diversión, porque yo estaba el otro día caminando por la calle (Vale madre, ya empezó...) y pisé un chicle y como yo soy tan pobre y mis zapatos están tan gastados (a huevo que va a decir lo del sabor que le vi al idiota de Pedrito Fernández en CMC antier...estúpido zapping) que hasta supe el sabor que tenía el chicle (y lo contó mal el pendejo) [Terrible cosa debe ser, estimado hombre parentético, tener siempre la razón] y el otro día que estaba lloviendo... (Bienvenidos a Xalapa) ¿Qué le pasa a usted, señor?, ¿por qué me mira así? Yo sólo estoy tratando de ganarme la vida honradamente. [Volteas. Te haces el desentendido] Le estoy hablando a usted [dice, y se inclina hasta que sus ojos están a la altura de los tuyos] No crea que no lo reconozco. Usté es el mismo que me echó a perder mi chou el otro día en el Parque Juárez. ¡No permitiré que se vuelva a repetir! (Pues si apenas se está repitiendo, pedazo de mierda...) [Te levantas del asiento propinándole un uppercut, le pateas los testículos, le das un codazo en la espalda y rematas con un puntapié en la sien cuando ya está en el piso del camión. Haces una caravana al respetable. Tras los aplausos te sacas el sombrero y caminas lentamente a lo largo del estrecho pasillo. Nadie da menos de cinco pesos].

-Mejor sígale, payasito, y todos tranquilos...