viernes, 14 de agosto de 2009

El don del futbol

Una aflicción verdadera nos hace más accesibles a la dicha, y es
natural que así suceda, pues de lo contrario el dolor nos mataría.

DICKENS


Romarinho Fossiccella nació para jugar al futbol. Fue el noveno de catorce hijos de una familia de clase baja en Río de Janeiro. Su padre, un comerciante italiano venido a menos, abandonó a su familia cuando Romarinho tenía apenas 9 años, dejándolos en la miseria absoluta. Su madre, de nombre Elvira, se vio obligada a mudarse con todos sus hijos a una paupérrima favela, susbsistiendo como tejedora y vendedora de hamacas.

Romarinho nos cuenta en una de sus entrevistas más famosas (con Ricardo Nunes, en septiembre de 1953 para Mundo Futebol): "Yo solía acompañar a mi madre en sus ventas; la ayudaba a cargar las hamacas; ella lloraba durante todo el camino y también durante las transacciones unas lágrimas enormes --yo juraba ver las marcas que habían dejado en el polvo cuando volvíamos--. Había sido criada como hija de familia; tocaba el piano, ¿sabes? Los hermanos mayores cuentan que antes de que lo vendieran se reunía toda la familia alrededor de él a cantar viejas canciones. Ella no estaba a costumbrada a esa vida de comerciante, pero se vio obligada por la situación: catorce hijos ¿sabes? Cuando le preguntaban cuántos hijos tenía, ella, después de contestar, mascullaba algo, que yo siempre había interpretado como una maldición. Muchos años después vine a saber que ella repetía unas palabras del argentino Borges, ¿sabes?, del cuento aquel 'La casa de Asterión'; ella decía: 'sobran motivos para inferir que en boca de Asterión, ese adjetivo numeral vale por infinitos'... En fin. En esas largas caminatas con las hamacas que mi madre había tejido a cuestas, yo me hice la promesa que tan pronto tuviera la edad suficiente para buscar el dinero por mí mismo, mi madre no volvería a pasar por esas penas. Y ya ves... Si en verdad, como dices, fui bendito con el don del futbol, debe haber sido para sacar a mi buena madre de la pobreza".

2 comentarios:

Clementina dijo...

Yo solía costurar ropa para señoras fufurufas y así comprarle dulces a mis hermanos =)

Anónimo dijo...

Uy... hubiera estado bueno tener un tio futbolista sabes? :P